sábado, 29 de enero de 2011

El Nombre Del Viento

« Me llamo Kvothe, que se pronuncia «cuouz». 
Los nombres son importantes porque dicen mucho sobre la persona. 
He tenido más nombres de los que nadie merece.

Los Adem me llaman Maedre. Que, según como se pronuncie, 
puede significar la Llama, el Trueno o el Árbol Partido

Mi primer mentor me llamaba E’lir porque yo era listo y lo sabía. 
Mi primera amante me llamaba Dulator porque le gustaba cómo sonaba. Me han llamado Kvothe el Sin Sangre, Kvothe el Arcano y Kvothe el Asesino de Reyes. Todos esos nombres me los he ganado. 
Los he comprado y he pagado por ellos.

Pero crecí siendo Kvothe. Una vez mi padre me dijo que significaba «saber».

He robado princesas a reyes agónicos. 
Incendié la ciudad de Trebon. 
He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. 
Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. 
He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día. 
He hablado con dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos.

Quizá hayas oído hablar de mí. »


Así empieza una historia extraordinaria. Músico, mendigo, ladrón, estudiante, mago, héroe y asesino: esta es la leyenda que se ha forjado alrededor de la figura de Kvothe. Ahora, por primera vez, él va a relatar la verdad sobre sí mismo. Y para hacerlo bien, deberá empezar por el principio: su infancia en una troupe de artistas itinerantes, los años malviviendo como un ladronzuelo en las calles de una gran ciudad, y su llegada a una universidad donde espera aprender una magia de la que se habla en las historias…

Atípica, profunda y sincera, El nombre del viento es una novela de aventuras, de historias dentro de otras historias, de misterio, de amistad, de amor y de superación, escrita con la mano de un poeta y que ha deslumbrado –por su originalidad y la maestría con que está narrada– a todos los que la han leído.

Patrick Rothfuss

Con El nombre del viento, su primera novela, Patrick Rothfussse ha convertido en el autor revelación de la literatura fantástica. Los críticos, los libreros y los lectores anglosajones, empezando por los aficionados a la fantasía épica y seguidos —algo muy importante y una de las razones de su éxito— por los completamente ajenos a este género, le han dedicado los mayores elogios. Amazon, la mayor librería online del mundo, escogió El nombre del vientocomo una de las «diez joyas ocultas» del año 2007 y fue uno de sus libros recomendados, del que hicieron una reseña entusiasta. Los derechos de traducción se vendieron a veintiséis países. Ganó el premio Quill al mejor libro de literatura fantástica. Recientemente apareció la edición de bolsillo y entró en los primeros puestos de la lista de best sellers de The New York Times.

Y estamos hablando de un autor desconocido. Como le preguntó un lector, ¿dónde se había escondido hasta ahora, señor Rothfuss?

Patrick Rothfuss estaba escondido en Wisconsin donde, según él, tuvo la buena suerte de nacer hace casi treinta y seis años, cuando aún no existía la televisión por cable y los inviernos, largos y crudos, invitaban a quedarse en casa y leer. Como él mismo explica en su web, www.patrickrothfuss.com, su madre le leía de pequeño y su padre le enseñó a construir cosas con paciencia. Si hay que buscar un origen a su amor por la lectura, por la escritura y por «armar historias», aquí lo tienen.

Enseña lengua y literatura inglesa en la Universidad Estatal de Wisconsin en Steven Points. Un centro que conoce a la perfección, ya que durante nueve años había transitado por sus aulas como el vivo ejemplo del «eterno estudiante», siempre apasionado por cualquier tema pero incapaz de escoger una carrera. Compaginaba sus estudios con tres empleos y la escritura. Escribía poesía para una revista local, una columna satírica en un periódico y guiones para la radio. 

Pero sobre todo trabajaba en su proyecto, una novela monumental que, como él dice, narraba la historia más sencilla del mundo: el relato de la vida de un hombre. Un hombre llamado Kvothe. 

Tardó siete años en concluir la primera versión, obsesionado no sólo por contar una historia, sino también por cómo contarla. Fue entonces cuando recibió la que aún hoy considera la respuesta favorita de un lector: «Le había dado a un amigo un borrador de la primera parte para que lo leyera. Regresé a casa hacia las dos y media de la mañana y me lo encontré sentado en el porche, esperándome bajo la lluvia. Quería que le pasara el resto». Durante los siete años siguientes la revisó y corrigió, se la rechazaron, siguió revisándola y corrigiéndola, encontró un agente, la revisó de nuevo, buscó un editor y… volvió a revisarla. 

Catorce años después de haberla comenzado, llegó a librerías El nombre del viento. Había nacido una nueva estrella.

Ahora está trabajando en la continuación: The Wise Man’s Fear (El temor de un hombre sabio).


Mi Crítica personal

Cuando vi el libro por primera vez en la estantería de una gran superficie lo primero que me llamó la atención fue la portada. El colorido del escenario combinado con la misteriosa figura, no son sólo una simple imagen si no que dan pistas de la combinación que se esconde dentro del libro. Una ambientación fantástica en un mundo que recuerda a grandes obras como El Señor de los Anillos o las Crónicas de la Dragonlance unido a un personaje misterioso, atormentado por sus recuerdos pero un héroe al fin y al cabo. Todo ello sazonado con una musicalidad  propia de la obra de Tolkien. Cien por cien recomendado para los que como yo amamos la fantasía y las historias de aventuras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario